La envidia y los celos ministeriales en pastores del Distrito de Muelle de los Bueyes, Nicaragua, RACCS

Ricardo Úbeda Rivas
Reverendo de Las Asambleas de Dios
dirg.elramao6o1@uml.edu.ni

Jairo José Flores Morales
Doctor en Matemáticas Aplicadas
prof-fjairom@uml.edu.ni

Universidad Martín Lutero

Resumen

El presente artículo aborda una problemática sentida en la iglesia, esta es la envidia y los celos ministeriales de los pastores, esta realidad es un asunto que afecta en gran medida la vida espiritual de las personas y miembros de las iglesias de las Asambleas de Dios. La problemática hace que se pierda la credibilidad de los conversos e inconversos, de igual forma no permiten la realización plena del evangelio, lo que conlleva al mal testimonio y fracaso espiritual y moral del ministro; se valora que no es fácil escapar de esta actitud negativa entre amigos, familiares, hermanos y ministros, esto debido al éxito que unos alcanzan y otros no.

Este escrito proporciona pautas e información a las autoridades nacionales, zonales y distritales de la Conferencia Evangélica Pentecostés de las Asambleas de Dios (CEPENAD), estimula de manera especial a los pastores e iglesias a erradicar la envidia y los celos ministeriales, a cultivar las buenas relaciones humanas que deben de permanecer entre el pastor, sus colegas y la iglesia, provocando así, vivir en el Espíritu a como lo cita el apóstol Pablo en su carta a los Gálatas 5:22-23. Se usó un enfoque cualitativo, con grupos focales y entrevistas a pastores y miembros de la iglesia, llegando a la conclusión de los pastores de Muelle de los Bueyes por lo general sienten celos y envidias cuando otros pastores que colindan con su iglesia tienen mayor número de miembros, les va bien en sus objetivos pastorales y hasta poseen mayor capacidad de acción en la comunidad.  

Palabras clave: Celos ministeriales, envidia, pecados, Asambleas de Dios.

Ministerial envy and jealousy in pastors from the District of Muelle de los bueyes, Nicaragua, RACCS.

Abstract

This article addresses a problem felt in the church, this is the ministerial envy and jealousy of pastors, this reality is an issue that greatly affects the spiritual life of people and members of the churches of the Assemblies of God. The problem causes the credibility of converts and non-converts to be lost, in the same way they do not allow the full realization of the gospel, which leads to bad testimony and spiritual and moral failure of the minister; It is appreciated that it is not easy to escape this negative attitude among friends, family, brothers and ministers, this due to the success that some achieve and others do not.

This document provides guidelines and information to the national, zonal and district authorities of the Pentecost Evangelical Conference of the Assemblies of God (PECAG), especially encourages pastors and churches to eradicate ministerial envy and jealousy, to cultivate good human relationships that must remain between the pastor, his colleagues and the church, thus causing living in the Spirit as cited by the apostle Paul in his letter to the Galatians 5:22-23. A qualitative approach was used, with focus groups and interviews with pastors and church members, reaching the conclusion that the pastors of Muelle de los Bueyes generally feel jealous and envious when other pastors who border their church have a greater number of members, do well in their pastoral objectives and even have greater capacity for action in the community.

Key Words: Ministerial jealousy, envy, sins, Assemblies of God.

1. Introducción

La envidia y los celos ministeriales; son considerados como un fenómeno que se remonta en la biblia desde el principio de la creación con “Caín y Abel”. Esta actitud toma relevancia como una antesala en nuestro protocolo investigativo y que influye con alta incidencia en nuestras sociedades cristianas.

En la vida de servicio en la iglesia como ministros se valora que no es fácil escapar de esta actitud negativa entre amigos, familiares, hermanos y miembros de la iglesia misma, esto debido al éxito que unos alcanzan y otros no. Ante lo anterior descrito, se hace énfasis que las leyes terrenales no castigan tal comportamiento, ni mucho menos la iglesia, a tal limite que se deja que las personas actúen de una forma auto reflexiva o a sus propios impulsos.

El hombre actual sólo piensa en su propio yo, aun sabiendo de las leyes que se emiten desde las diferentes esferas de gobierno, que se encaminan a proteger sus propios intereses. La Rocca (1996), señala en su estudio, que la envidia en el mundo sorprendente del psicoanálisis “la tristeza del bien ajeno, a la alegría del mal ajeno, solo hay un paso y ésta es la envidia” (p. 2).

El Diccionario Básico Larousse de la Lengua Española, define la envidia como un sentimiento de frustración o irritación causado en una persona por el deseo de lo que otra persona posee. Por otro lado, determina que el celo es un interés que alguien pone al hacer algo. También es la envidia que alguien siente por el éxito que otro disfruta.

En la actualidad las personas se siguen dejando llevar por la envidia y los celos ministeriales. Siempre se busca los defectos del otro ministro, porque lamentablemente se piensa como seres perfectos, (sabiendo que no lo somos); se habla mal del ministerio del pastor, pensando que no debería hacer lo que hace, aun sabiendo que Dios lo ama y lo usa grandemente. Estos causan gozo y alegría porque Dios está obrando en muchas partes y de muchas maneras, porque la gente está siendo salva, a través del testimonio de otros ministros.

La palabra celo, tiene varios significados que pueden ser negativos o positivos. El celo experimentado por Cristo fue positivo (Juan 2:17), porque todo lo que proviene de Dios es bueno. Sin embargo, cuando se habla de celo ministerial, se hace desde el punto de vista negativo. Esto debido a que el celo es la envidia del bien ajeno o recelo de que el propio o ajeno, llegue a ser alcanzado por otra persona.

 Aunque uno de los nombres de Dios es «Celoso» (Éxodo 34:14), no significa que el celo que tratamos en este estudio, sea creación de Dios. Cuando hablamos de celo, entonces, hablamos de un pecado que tiene su origen en el mismo corazón del ser humano (Mat. 15:19, Mc. 7:21-23). La razón por la cual dilucidamos en este tema es porque, como humanos somos miserables (Jeremías 17:9; Romanos 3:10). Lamentablemente los celos ministeriales, que no son otra cosa (en la mayoría de los casos) que celos entre pastores, son un mal de los tiempos que corren; y que no se da mucho en los países donde la persecución contra los cristianos arrecia, sino en aquellos donde podemos predicar la Biblia con libertad.

El celo que se escudriña en la presente investigación, es igual al que experimentó Saúl por David (1 Samuel 18:7-9), al que sintió los filisteos por Isaac (Génesis 26:14), y al de los falsos predicadores por Pablo (Gálatas 4:17). Por ende, es importante entender su raíz, y la forma de cómo podemos evitar este pecado. Por ello, se considera de suma importancia para la vida del ministro de la iglesia, para autoevaluar la vida espiritual, para realizar cambios y mantenerse bajo el temor de Señor.

Desde tiempos antiguos, la envidia y los celos han estado presente en la vida del ministro de nuestro Salvador y Señor Jesucristo. (1 Samuel 18:6-30 y Juan 3:26-30)

En 1 Samuel 18:6-30, vemos que el aprecio que Saúl sentía por David se transformó en celos cuando el pueblo comenzó a aplaudir las hazañas de David. Esto fue un ataque de celos, cuando Saúl intentó asesinar a David arrojándole su lanza.

Los celos no parecen ser un pecado grande, pero en realidad pueden muy bien ser un paso hacia el asesinato. Comienza con resentimiento hacia el rival; apunta a desear que la otra persona desaparezca; por último, se manifiesta en que la persona busca dañar al rival con palabras o con hechos. Saúl trató de matar a David porque estaba celoso de su popularidad. Aun así, David continuó protegiendo y reconfortando a Saúl.

De acuerdo a Juan 3:26-30, llegaron los discípulos de Juan el bautista a darle queja, ¿qué esperaban que respondiera Juan?, esperaban que se levantara y parara a este hombre por robarle su ministerio. Ni siquiera habían entendido el testimonio de Juan, ellos mismos lo dijeron “aquel de quien tu diste testimonio”. En realidad, pensaban que Jesús quería quitarle el lugar a Juan (Estudios Biblicos,2013).

El celo ministerial no es nada nuevo, a lo largo de la historia se ha visto reflejado en el actuar mismo de los ministros. Este pecado de envidia y crítica negativa que un pastor ejerce sobre el relativo «éxito» alcanzado por otro pastor, es frecuente cuando no se ha entendido correctamente la palabra de Dios. Cuando este pecado aflora en un pastor, se nota por las críticas destructivas hacia las formas, maneras o incluso la predicación ejercida por su consiervo.

La crítica parecería abarcar las siguientes aseveraciones: «Es liberal en su música o formas», «Hay que orar, porque se está apartando de la sana doctrina y tarde o temprano sucumbirá», «Ahora es más liberal», «Se apartó de la fe», «Según me contaron se roba los miembros de otras iglesias», etc. Críticas muy similares tuvo que soportar Pablo por causa de este pecado (Hechos 13:44,45). Lamentablemente, debido a que dicho pecado está tan naturalizado, es que se ha perdido la oportunidad de ser bendecidos por excelentes expositores de la Palabra de Dios, los cuales, al igual que Pablo, se vieron obligados a pronunciar palabras similares a las utilizadas por él:

«Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; más puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles» (Hechos 13:46). Lamentablemente hay pastores que no pueden advertir o darse cuenta de lo que están haciendo, debido a que muchas veces el sentimiento es avalado y compartido por otros consiervos. Sin duda, este pecado tiende a detener el avance de la obra porque el mismo lleva implícita la cultura de la cancelación.

Por años, a través de la historia de las Asambleas de Dios, en el distrito de Muelle de los Bueyes, ha existido la problemática de la envidia y de los celos ministeriales y no existe ningún estudio investigativo nacional o local, que registre asuntos sobre este tema de investigación, es probable porque sea un tema espinoso y que pocos se atreven a dilucidar (Pro. Brenes, 2020).

2. Metodología investigativa

El estudio investigativo se realizó en el municipio de Muelle de los Bueyes, que limita al Norte y al Este con el municipio de El Rama, al sur con el municipio de Nueva Guinea y al Oeste con los municipios de Villa Sandino, Santo Tomas y El Coral. Se ubica en el Km. 250 carretera a Managua-El Rama, Región Autónoma de la Costa Caribe Sur (RACCS), Nicaragua. Su ubicación geográfica está entre los 12º 04” de latitud norte y 84º 32“de longitud oeste, situado a una altura sobre el nivel del mar de 74 metros. Se usó el enfoque cualitativo o naturalista (Hernández y otros, 2010), con nivel de profundidad descriptivo, temporalidad longitudinal, debido a la situación social y política que atravesó el país y los estragos que dejó la pandemia del COVID-19 este trabajo duró tres años (2020-2023).

La población estuvo conformada por 8 pastores miembros activos a la Conferencia Evangélica de las Asambleas de Dios, del distrito de Muelle de los Bueyes, que pastorean iglesias propias de la Conferencia. De igual forma a 122 miembros de la iglesia de dichos pastores, para contrastar la información y comprobar las hipótesis planteadas en este proyecto. Para la muestra se tomaron a 6 pastores, y 50 miembros de la iglesia con los que se trabajó de manera directa con la aplicación de entrevistas y grupos focales como instrumentos de investigación.

Estos instrumentos fueron validados por juicio de expertos, utilizándose un análisis cualitativo de contenido, cuyo proceso pasó por una categorización de datos verbales o de conducta de grupos, con la finalidad de clasificar, resumir y tabular los datos. Para este proceso, se siguió un análisis de categorías línea a línea, agrupando dichas categorías en grupos similares, y colocándolas en una tabla categorial emergente o preestablecidas. Se usó el paquete informático de Office Word para este proceso, y se colocarán las categorías por colores, para su fácil detección y uso en el análisis de los resultados.

3. Resultados y discusión

 La palabra «celo» tiene varios significados que pueden ser negativos o positivos. El celo experimentado por Cristo fue positivo (Juan 2:17), porque todo lo que proviene de Dios es bueno. Sin embargo, cuando se habla de celo ministerial desde el punto de vista negativo, se refiere a una envidia del bien ajeno o recelo de que el propio o ajeno, llegue a ser alcanzado por otra persona.

Aunque uno de los nombres de Dios es «Celoso» (Éxodo 34:14), no significa que el celo negativo sea creación de Dios. Siendo el celo un pecado que tiene su origen en el mismo corazón del ser humano (Mat. 15:19, Mar. 7:21-23), se debe tener en cuenta que existen varios factores que condicionan la aparición de este pecado, por ejemplo, la razón por la cual desarrollamos celos es porque, debemos admitirlo, somos miserables (Jeremías. 17:9; Romanos. 3:10). Lamentablemente los celos ministeriales, que no son otra cosa (en la mayoría de los casos) que celos entre pastores, son un mal de los tiempos que corren; y que no se da mucho en los países donde la persecución contra los cristianos arrecia, sino en aquellos donde podemos predicar la Biblia con libertad.

Bajo esta realidad, las personas que pertenecen a la iglesia responden que lastimosamente los celos están presentes entre los miembros de la iglesia, dentro de ellos están los pastores.

Dentro de los informantes indican que:

“Algunos pastores tienen celos, y se les detecta en sus hechos o en la muestra de desamor hacia sus miembros, siempre buscan como hacer sentir mal a los otros. A los pastores se les nota en la forma de expresarse y no incluir en sus obras espirituales.”

Esta realidad que se presenta en la iglesia tiene sus orígenes en el temor de perder su posición en el evangelismo, en la iglesia y hasta en la comunidad evangélica. Algunos pastores van más allá y dedican su energía a atacar a otros pastores que sirven a Dios en las zonas aledañas a su iglesia. Esto lo confirman las miembros de la iglesia al decir:

“En ocasiones el celo se da por la falta de amor a Dios, por no entender el evangelio y hasta por temor, de ahí que se dediquen a atacarse mutuamente”. “Cuando tenemos a Cristo en nuestro corazón no debemos fijarnos en el otro, ya que por medio de la obra de Dios hemos sido transformados. Los celos y la envidia son tormentos del infierno”. “Ellos descuidan su iglesia por la misma envidia y celos”.

A como se puede notar en las expresiones anteriores, los pastores sienten temor que otras personas les quiten a su congregación, su puesto en la iglesia y hasta por este pecado descuidan a los suyos y caen en el pecado. Cuando la envidia logra cegar al pastor, este actúa en forma equivocada y trata mal a sus hermanos, ese aspecto indica que el celo es igual al que experimentó Saúl por David (1 Samuel. 18:7-9), los filisteos por Isaac (Génesis. 26:14), y los falsos predicadores por Pablo (Gálatas. 4:17).

Incluso las personas indican que los pastores no deberían sentir celos ya que “Dios elije a cada uno para diferentes obras espirituales”, dando con esa expresión un conocimiento oportuno que los pastores que son los que guían a Dios a las personas deben de tener en primer lugar.

Resulta interesante que los mismos pastores al ser abordados manifiestan que dentro de los factores que ocasionan envidia y celos están:

El orgullo, la codicia, lujuria y hasta el odio y rencor en el corazón”.  Otro añade: “es la misma ambición y codicia que hay en uno mismo”. En ocasiones la frustración por no lograr los objetivos propuestos en la iglesia ocasiona este mal, ya que observan como la otra iglesia vecina les va bien y ellos les está yendo muy mal. Un pastor manifiesta bajo esta realidad que “no hay madurez espiritual y que la división abunda en la persona envidiosa”. Otro manifiesta que: “la inseguridad acerca del llamado como ministro, sentirse inferior a los otros y mirar al otro hermano como competencia son causales de los celos y la envidia en la iglesia.”

Los celos amargos provocan decisiones y acciones equivocadas que la Biblia asocia con una sabiduría diabólica (Santiago. 3:14-16). Esta realidad que los primeros cristianos vivían, ha llegado a nuestros tiempos y sigue causando problemas en la iglesia, un pastor indica que “se interrumpe nuestra comunión con Dios, conllevando a ver con menosprecio a nuestro hermano y lleva a la muerte espiritual, no hay avance en la vida espiritual.”

Lamentablemente hay pastores que no pueden advertir o darse cuenta de lo que están haciendo, debido a que muchas veces el sentimiento es avalado y compartido por otros consiervos. Sin duda, este pecado tiende a detener el avance de la obra porque el mismo lleva implícita la cultura de la cancelación.

Al respecto un siervo de la iglesia indica acertadamente la solución a esto: “Todos los seres humanos cometemos fallas, pero debemos pedirle a Dios que nos ayude a controlar nuestras emociones negativas.”

La biblia nos habla claro al decir que nuestras acciones malignas nunca son parte del obrar de Dios, sino que son fruto de nuestras concupiscencias (Santiago 1:13-15). Los celos de Saúl hacia David, pronto se volvieron en su contra (1 Samuel 18:6-16) y Amán terminó ahorcado en el patíbulo que él mismo había preparado para Mardoqueo (Ester 7:9,10).

Por lo tanto, cada pastor conoce los pecados a los que se ve expuesto, este debe hacer lo posible por evitarlos por medio de la oración, la vida santa y la verdadera hermandad entre cristianos.

El descuido espiritual es un aspecto que las personas que asisten a la iglesia detectan en sus pastores, ellos aclaran que “la consecuencia son que por medio de eso hacemos cosas malas y servimos de tropiezo a los demás”, “se descuida la vida espiritual y se apegan más a lo material y no a lo espiritual, lo que conlleva a perderse en el pecado”. Estas frases denotan que el castigo provendrá de Dios por ese pecado. La razón de esto es que Dios no puede dejar de castigar el pecado, ni de bendecir a sus siervos.

A lo largo de la historia se ha visto como pastores que eran extremadamente críticos hacia otros ministerios, hoy ya no tienen obra que pastorear. Se saben de pastores que pasan su ministerio criticando a otros, cayendo en los mismos errores señalados, un siervo de Dios debe llenarse de temor pues debe advertir como la maldición que acarrea este pecado se vuelve contra quienes lo practican (Colosenses 3:25).

Todo pecado trae consecuencias, tanto la envidia como los celos son obras del maligno, dentro de las expresiones de las personas que asisten a la iglesia indican que “este pecado trae consecuencias a nuestra alma, con la intimidad que se tiene con el padre, el Hijo y el Espíritu Santo”, “la misma persona se perjudica y perjudica a su familia”, “se fracasa cuando este pecado llega a la vida ministerial, se echa a perder la vida porque se posee la envidia en el corazón”.

Todos los informantes indican que efectivamente este pecado sí existe. Asumen necesario denunciarlo para que la gente deje de mirar a los siervos de Dios como personas infalibles que no deberían sentir envidia, frustración, celo, enojo, como si fueran extraterrestres.

“La soberbia, falta de humildad, inseguridad, falta de conocimiento de la Biblia, y el pecado son aspectos que dividen a los pastores”, “el pastor orgulloso considera que sólo él es el centro del ministerio, piensa que sólo él puede hacer las cosas bien y no permite la crítica, esto mismo ocurre réplica exacta en los miembros.” Estas expresiones de los pastores que decidieron participar en este estudio, manifiestan la realidad solapada en ocasiones y hasta replicada al pasarla desapercibida como algo natural y sin importancia en la iglesia.

De ahí que se debe reflexionar que los pastores son tan falibles como toda su congregación, sólo que posee una madurez, experiencia y conocimiento de la Biblia mucho mayor que los demás, por lo que te puede ayudar en tu vida espiritual, a pesar de las fallas. Salirse de tu iglesia porque no te gusta el carácter del pastor que te tocó tener nunca será la salida correcta, así lo manifiestan las personas informantes en el estudio.

4. Conclusiones

Los pastores por lo general sienten celos y envidias cuando otros pastores que colindan con su iglesia tienen mayor número de miembros, o cuando les va bien en sus objetivos pastorales y poseen mayor capacidad de acción en la comunidad. Esto provoca que se critique acérrimamente su trabajo, llegando hasta a la discordia entre miembros de ambas iglesias, aspecto que se repite en forma sistemática.

La poca lectura de la Biblia, la insatisfacción por el número de miembros que posee su iglesia, y el desconocimiento de su ministerio causa envidia en los pastores, de igual forma la poca capacidad de detectar su error al actuar con una crítica hacia otras personas que colaboran en la iglesia y que ocasiona que se aparten o desaparezcan del mapa por miedo a ser desplazados por esa persona que tiene un don mejor que el mismo pastor.

La nula crítica hacia el pastor por el respeto que le tiene la congregación ocasiona que se cometan este tipo de pecados, facilitando que las personas vean el actuar maligno, pero sientan temor de expresarlo por miedo a ser regañados en público. Esta realidad la manifiestan los miembros, pero aseguran que es necesario hacer crítica constructiva y recordar que el pastor es humano y también puede caer en el pecado hacia él, su familia, y ministerio en la iglesia.

Una iglesia adormecida por el conformismo, la monotonía y la despreocupación por el ministerio puede ocasionar que existan diversas discusiones por envidia y celos en el ministerio, por tal razón el seguimiento a este problema debe propiciar la erradicación de estos males desde el diálogo, compromiso de cambio e iluminación de Dios para sus elegidos pastores. Una iglesia que envidia, siente celos y se despreocupa por la esencia del evangelio puede padecer desunión, división, y hasta conflictos fuertes que desencadenan rupturas que hacen que la congregación se aleje de la iglesia, del camino de Dios y hasta de su propia salvación. El trabajo y ejemplo del pastor es primordial para detener esta plaga llamada envidia y celos en el ministerio. “En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes” (1 Pedro 3:8).

Los pastores al ser una cabeza visible en la iglesia deben procurar servir a Dios sin tener pecados como la envidia y los celos, estos provocan la pérdida de confianza de la congregación, sirviendo de excusas para que los miembros se retiren a otras iglesias o en el peor de los casos del camino del evangelio. La iglesia que no sigue el ejemplo de amor de Cristo, no es la iglesia que Dios nos encomendó. El amor debe ser el condimento perfecto para vivir en armonía los unos con los otros. “Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros” (1 Juan 4:11).

La muerte espiritual y física es una de las peores consecuencias para los que practican la envidia y los celos ministeriales, Dios ha dado a cada pastor un ministerio y deben hacerlo florecer con entrega, amor y convicción del plan de Dios. Romanos 6:23: «Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro». Las relaciones entre los pastores son muy buenas, de forma auto valorativa ellos indican que el celo existe, pero están trabajando para erradicarlo por la gracia de Dios. Ellos tienen trabajos ministeriales que cumplir e incentivan a su congregación a no ver la división como parte de Dios, más bien a participar en la unidad de la iglesia.

No se puede negar que la condición humana fomenta el poder caer en pecado en cualquier momento, pero los pastores participantes en el estudio indican que la oración, el conocimiento de las escrituras, la oración y la entrega al señor ayudan a mantenerse alejado del pecado de la envidia y los celos en los ministerios. Dios ha dado dones a todos y debemos ayudarnos mutuamente en todo momento.

El servicio pastoral debe estar encaminado a salvar almas para Dios, a mantener una vida entregada a Cristo y sobre todo a evitar hacerse daño entre pastores. «La salvación de los justos viene del Señor, él es su refugio en el momento del peligro» (Salmo 62:7).

5. Agradecimientos

 Se agradece a los pastores Oscar Fajardo Mendoza, Concepción Brenes y Alexander López Delgadillo quienes apoyaron en la idea de este tema y los inicios del proyecto de investigación, además dieron la oportunidad de con el acceso a sus iglesias culminar el estudio. Dios les bendiga en su ministerio.

6. Referencias bibliográficas

Estudios bíblicos. (2013). El amigo del esposo. Juan 3.26-30. B.R.V. 1960.

Hernández, R; Fernández, C; & Baptista, P. (2010). Metodología de la Investigación. Mc-Graw Hill: México DF.

La Rocca, F. (1996). La envidia y el mundo sorprendente del psicoanálisis. Impresiones ABC.

Pro. Brenes, A.  (2020). Realidad del Distrito de Muelles De Los Bueyes. Boletín mensual. RACCS.

Reina Valera (1960). La Biblia. Disponible en  https://www.biblia.es/reina-valera-1960.php